“Los mejores momentos”.
Los mejores momentos, no son ni siquiera aquellos de los que estamos tan seguros, sino aquellos que emergen de un sueño, incluso de una pesadilla, del momento más improbable, como algo que se desliza con pasos silenciosos, que casi no podemos tocar por intangible que resulta para nuestro pensamiento y nuestro recuerdo, y sin embargo, es algo que reconocemos, que da luz caliente, precisa, y emotiva a cada paseo que hacemos por delante suyo. Es la candidez y la inocencia, que llaman una y otra vez a nuestro ánimo, que quiere desvelarnos para reencontrarnos con nosotros mismos y asegurarnos que somos de verdad inmersos en una consecución de acontecimientos que no controlamos muchas veces, pero que nuestro deseo impregna de realidad resolutoria y definitiva, el trazo que queramos dar, para nosotros y para los demás.
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