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«Hacia un estado policial».

4 de octubre de 2013

Imagen

 

El microchip programado en Usa ya se ha visto superado por técnicas más sofisticadas como la biometría que mide el particular movimiento de retina diferente en cada persona, y que entre todas las cámaras del planeta e inteconectadas a los servicios de inteligencia pueden ya, saber en dónde estamos.
De igual forma con los latidos del corazón que las cámara pueden medir.
Explicar esto es comprender como funcionaba el espionaje en la antigua URSS con la medición de la vibración de la voz o el sonido ya en los años 70. Digamos que con el software adecuado la precisión de lectura de una cámara es capaz de traducir la imagen igualmente en sonido.
Con la biometría ya no necesitan instalarnos el microchip.
La vida económica se va a reducir a tarjetas de prepago y sin crédito, y cajeros automáticos con la desaparición del empleado de ventanilla.
Así mismo con los nuevos contadores de luz digitales que transmiten selañ instantánea de consumo, podrán saber cuando entramos o salimos de casa, nuestros horarios y hábitos, así como si vamos a una casa de campo, o en las afueras y cuando estamos o no. Es el control fastuoso e inmenso de las personas en «un estado policial».
Cada movimiento que hagamos, cada lugar al que vayamos, las personas con las que hablemos, y el dinero que gastemos, cómo y cuanto y en qué será una tarea informática instantánea.
Incluso una conversación podrá ser escuchada con el mismo sistema en cualquier parte, sea en casa o en la calle o en un local porque el software de las cámaras permiten traducir el sistema de vibración de voz ambiental a distancia e incluso si cerramos las puertas o ventanas la vibración en ella sigue existiendo para multiplicadores de frecuencia de vibración aunque nuestro oído jamás las perciba.
En el mundo feliz de Huxley, se refleja un mundo infeliz y absolutamente dependiente del gran poder y del sistema en el que el libre albedrío deja de existir para poder elegir únicamente las opciones programadas por el sistema y a eso ya hemos llegado aunque la ignorancia colectiva lo desconozca.
De momento puede haber gente que diga que le da igual porque no tiene nada que esconder y tonterías parecidas porque desconocen el precio de alguna libertad de la que disfrutábamos. Pero en breve se irán implantando más y más normas de las que no nos dejarán escapar, y entonces toda la masa gregaria ignorante sucumbirá en una esclavitud sin respuesta.
Respuesta que ya vamos comprobando que no tenemos ni aunque no estemos de acuerdo con nuestros gobiernos o sistema, pero el siguiente paso es el control de nuestros movimientos y su censura oficial.

 

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