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«Consum, nuevas prácticas anticlientes».

8 de julio de 2013

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CONSUM:
«Justos por pecadores». Nuevas prácticas anticlientes.
Se ve que con la crisis ha aumentado el número de robos en los supermercados.
Ir a comprar se ha convertido en una aventura de aspecto presuntamente delictivo del cliente.

Voy a mezclar dos temas, pero de relación necesaria, la nueva seguridad en los supermercados, y la psicopatía social.
Consum, o falsean su cifras, o les roban demasiado, o se han vuelto psicópatas. Consum registra los carros de la compra a los clientes, incluso con 15 años de antigüedad. Aunque el/la cliente sea solvente, buen cliente, y tenga una vida holgada, será registrado en la caja y seguida por el super por el guardia de seguridad que tampoco será español, y como no conoce el perfil sociológico-frenológico del español, pues confundirá churras con meninas, y se las hará pasar pardas a los clientes por entre los pasillos, escudriñando con la mirada y la distancia corta, toda su compra.
No les bastan las cámaras, pero les sobra incordio e ineficiencia, pues además de no acertar con los clientes, los van perdiendo por el acoso recibido.
Después del chequeo del carro -de momento no han llegado al cacheo de los/las clientes veteranas-, y como la stasi -antigua policía de Alemania del Este-, viene la discusión, la humillación, el pagar y encima ser maltratado. Hay muchas formas de maltrato y mobbing, y una se llama «luz de gas».
Si repites estas prácticas, está demostrado en psicología, que el cliente llega a interrogarse a sí mismo por el qué habrá hecho -complejo de culpabilidad-, a revisar toda la memoria de su vida, intentando justificarse a sí misma de si hizo, o cometió algo que no encuentra en su memoria, pero encuentra únicamente la duda de sí misma de si pudiera cometer actos así.
Es justamente, y ni más ni menos, que el propio auto interrogatorio de la buena fe, de la conciencia limpia, que se mancilla en Consum con los registros.
Según un artículo-estudio del diario ABC, sobre los hurtos en supermercados dice: «En primer lugar, suelen ser mujeres, de 30 a 40 años y con algún problema emocional, quienes cometen el mayor número de hurtos en centros comerciales».
Evidentemente esta estadística no vale a Consum, que aplica registros a señoras de 75 años con dificultades de motricidad.
La psicopatía social también se ha instalado en la misma gerencia y empleados de los supermercados, y pagan justos por pecadores.

Pero es esta psicopatía que nace de los nuevos parámetros de sociología, o psicología social, los que encuentran que hay nuevos comportamientos derivados de la implementación de una sociedad consumista, en la necesidad en la actualidad, y en las que al igual que el mismo consumo, el capricho por una marca u otra, por el precio o su presentación, por la oferta o por su brillo o colores, también se instala como uno más el elemento del robo para el cual directamente aumentan los precios un porcentaje en torno al 30% para paliar las pérdidas ocasionada por los robos internos y externos de personas, porque no voy a poner clientes, pues no son clientes, incluso aunque comprasen algo para camuflar su robo.
La nueva figura de la psicopatía social, hace unos años no conocida, y no tenida en cuenta, en ningún análisis de personalidades personales o colectivas, ahora sí que aflora en todos los ámbitos, y se contempla como una amenaza nueva a la paz de los ciudadanos.
Los brotes de psicopatía se manifiestan en cualquier escenario y por parte de cualquier persona, no necesariamente desequilibrada, sino con toda su apariencia normal, y éste es el punto a insistir.
La nueva psicopatía social, puede acusar a alguien de robo, de injuria, de calumnia, o de mal comportamiento, no habiéndolo, o habiéndolo, exacerbándolo.
Tiene más relación con perfiles de personas sin prejuicios a los que muchas veces no se les ha dado la ocasión de ir a más para desarrollar su cuadro. Un cuadro que no tiene nada que ver con el esquizoide y el  paranoico, o quizás pudiera tener alguna relación con la paranoia, pero no es necesaria.
La figura de la psicopatía social, se puede instalar no sólo en personas, sino en grupos de personas, en una sociedad de trabajo, en cualquier entorno en los que se presione lo bastante como para que surja, como la fiebre que finalmente supura pruritos como efecto de la subida de temperatura.
Hay que tener en cuenta que la psicopatía puede manifestarse tan repentinamente, como al igual desaparecer en el momento. O en un contexto diferente, la misma o las mismas personas que escudriñan a otras en un contexto concreto, en otro pueden ser de lo más normales. Y tiene mucho que ver con la disociación de la personalidad, con la presentación de la multipolaridad, y personalidades múltiples que pueden ir apareciendo, dependiendo del grado de presión.

Puede ser laboral, puede ser familiar, social, o sencillamente personal, por la propia presión conque una persona capte su entorno, la sociedad en la que vive y hereda, y como la perciba en un futuro, o presente, pero más que nada, como aparezca y se manifieste en lugares -de trabajo, de comunidad de vecinos, de grupo de amigos, de cualquier entorno, o en solitario con su imaginación consumista-cartesiana, que responde al modelo de soy alguien si tengo u obtengo, si participo o me comporto, si soy parte o me siento excluído, o inclusive, también muy integrado y reconocido.
Nadie está excluído, pero estos síntomas aparecen con la falta de alertas personales, del trabajo personal en la autodisciplina para una conducta mejor.
La psicopatía fomenta la desconfianza, el pensar mal unos de otros con premura, y con prejuicios, o también se desarrolla lentamente, sin prisa, con un in crescendo hasta el hervor.

En una sociedad estresada, basta con hacer, o hacerse, algo más de presión, para dar un salto a encontrarse con una línea nueva de personalidad desconocida, y que nuestro ser, está igualmente diseñado para desarrollar, como se desarrolla el bien o el mal.
En una sociedad tan rápida, en la que el tiempo cobra como nunca antes una importancia como factor de logros,  la escrupulosidad en los comportamientos puede ser llevada a límites insospechados que convierten en agresor a quien no lo era, o sellan una nueva línea o senda de psicopatía del comportamiento que se manifiesta como un rayo, en un tiempo breve o largo, dependiendo del autocontrol y disciplina del pensamiento noble. Puede surgir en cualquier momento a cualquiera, pero se ha de vigilar el poder reconocer esos momentos o fases que si bien tienen en su impronta similitud con el esquizoide, no lo es. Y nada más lejos de esto, pero sí puede ser muy peligroso o alterado cuando se manifiesta -digamos, como pedos cerebrales, como manantiales de insatisfacción proyectada como repulsión y con agresividad-.

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