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«La polémica del arte y no arte».

19 de febrero de 2017

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El matrix siempre será matrix, y se la colarán con la política, con las noticias falsas, con promesas que desea creer, con cualquier cosa hasta con lo que es arte o no, o cuánto debe de valer. Aunque en cualquier caso los inversores que se meten en el juego del mercado del arte saben perfectamente a lo que juegan, y ningún matrix va a jugar ni poder jugar a ello: así que es un poco infantil entrometerse en juegos de adultos (perversos o no, equivocados o no), pero que saben perfectamente lo que hacen.

Avelina Lésper arremete contra al concepto de lo que es arte y no lo es. Lo intentó también el filósofo Eduardo Marina en los 80. Ya sabemos que en el fondo es un problema de envidia, de un sentimiento de falta de ser considerados y ausencia de protagonismo. De la necesidad de ver un paisaje calcadamente retratado con lo fácil que seria que se hicieran una foto de su careto y la colocaran ampliada en su salón.

Un mercado del arte (una Feria de Arte), es eso, un mercado, y no pretende jamás ser una labor educativa del arte que pertenece al estado, a iniciativas privadas de educación estética y a los museos. Es equivocado ir a una feria de arte a encontrar una cultura del arte, una educación estética. Se puede encontrar, pero no es un camino de inicio. Los profesionales también echan de menos ferias con calidades realmente singulares y artísticas genuinas, pero por desgracia no existe una fábrica de artistas genuinos para la industria del mercado en que cada galería y país pueda aportar los genuino. Así que hay que asumir que una feria de arte está plagada de cosas in interés, muchas veces seleccionadas por profesionales que a su vez carecen de un criterio óptimo y justamente por eso existe un comité de selección de acceso a la feria, pero aún así no puede haber siquiera un mercado sin la concurrencia de muchos (que no todos son los ideales), pero este mundo es así y más si se entra en negocio. Un negocio necesario de imprescindible para la supervivencia del arte. Ni todos los coches son limusinas Mercedes de lujo, ni todos los coches utilitarios son malos. Pero debemos captar las diferencias necesarias y los por qués.

Puestos, también ojos críticos ajenos podrían especular sobre la practicidad o no de la filosofía. Sobre lo básico que resulta tener una filosofía de supervivencia, y lo fácil que sería quitarse todo pensamiento que no sea para un beneficio inmediato reconocible para la gran mayoría que presume del sentido materialista de su vida marginando todo lo que no sirva según ellos para algo. Pero no, estamos por encima de eso; y necesitamos de todo pensamiento y contexto para sobrevivir no solo a la hora de comer y calentarse en el hogar sino a la hora del existencialismo, el sentido de la vida y los horizontes, en definitiva de respuestas a nuestra existencia y nuestro equilibrio emocional y mental. Algo que si no es acometido como lo básico, puede acabar de un plumazo con lo básico.

Someter al arte a un concepto de decoración o a tildarlo en su generalidad si especificaciones a calificarlos de restos, deshechos y basura, queda muy bien, pero no es siempre así. Sin duda hay bloofs.

El arte no se puede reducir a lecturas narrativas de corte plano. Justamente por eso alcanza el estatus de arte. Las lecturas ni pueden ni deben cerrar la interpretación. Eso sería la limitación de cualquier hecho en la vida que encuentra en el arte el refugio de su diversidad.

Como en todo, los criterios de lo que es arte o no, de lo que tiene calidad o no, es temporal. Una pieza musical tiene muchas posibilidades de ser un friki en el futuro habiendo sido un éxito en el presente y viceversa. Una decoración sufre el mismo arbitraje, lo que hoy resulta de moda en el futuro puede recuperarse o por el contrario ser un pastiche. En el arte también ocurre y con el tiempo hay cosas que se caen y otras que aguantan el paso del tiempo. El diseño es un copia diferida del arte o a veces directa copia del arte, y por ahí sí se debe apostillar lo que es arte o no lo es, lo que es arte o es diseño. Una instalación, una performance pueden tener muchos de diseño sofisticado o puede ser realmente arte.

Hay elementos para juzgar lo que es arte y lo que no, y suele ser el conocimiento de la historia del arte y sus consecuencias. La experiencia y convivencia del arte desde adentro, y por supuesto la comunicación entre los artistas, coleccionistas y conservadores. Evidentemente nadie tiene la potestad de la exclusiva y el don de la única verdad, pero sin embargo dan el mismo pie que pueda dar cualquier acontecimiento relevante de la sociedad. Nada es lo mejor de lo mejor, pero pudiera serlo, y sobre todo pudiera ser una referencia o la única solución de comprensión a un contexto actual, y ahí toma su relevancia.

También sabemos que en medicina, las medicinas son las mejores que en el futuro puedan aparecer pero las tomamos, o que en política lo que tenemos sea una degradación de la sociedad, pero por múltiples razones no se puede tener lo que no puede lograr su éxito. El arte tiene mucho de eso, es el éxito de su momento, y no se puede reemplazar por un futuro que no existe, es más, el arte sí es una avanzada realidad del futuro traído al presente.

Mientras el diseño siempre va al revés, reflejando los lentos espacios mentales de comprensión de una sociedad dormida y abotargada con lentos reflejos, el arte va por delante anticipando y arriesgando lo que pueda ser.

En lo que sí tiene razón Avelina es que hay un negocio especulativo en el arte, pero únicamente en figuras muy reconocidas que soportan un mercado financiero especulativo como pueda ser el oro, o acciones a futuros basado en «la confianza del mercado», que no del arte.

Pero la pregunta es: ¿ Quién puede impedirlo si se da en cualquier cosa, en cualquier valor existente y etéreo en la bolsa de Chicago?.

El precio de una persona nada más nacer lleva asociado un valor, en el caso de España de unos 64.000 euros por español que cotiza como bien raíz con su código de barras asociado y merma o crecimiento según su recorrido financiero. ¿Quién puede cambiar esto si son constantes del Derecho Marítimo Internacional de la City de Londres, que sólo los illuminatis que lo crearon pueden cambiar?.

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Marcel Duchamp

El denominado antiarte recoge todas las proyecciones de frustración intelectual y organización social de una sociedad enferma incapaz de arreglar la frustración social existente en toda época. Problemas inherentes al hombre y su existencia. Nadie organiza en demasía críticas a un sistema antisistema, pero no hay problema en intentar derrumbar al arte porque el arte no tiene identidad organizada más que la del propio artista que recoge toda la frustración social. Y sobre todo, porque afortunadamente el arte soporta todos los envites, algo que el diseño no.

 

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One Comment
  1. Reblogueó esto en Zangolotino.

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